La reforma de los regulares impulsada por el Concilio de Trento inspiró la fundación del Monasterio de San Juan Bautista de Villalba del Alcor, el primer convento carmelita recoleto de España, nacido hace ahora cuatrocientos años, tras la traumática escisión de los descalzos, en un modesto rincón del antiguo Reino de Sevilla. Precisamente por ello, el convento de Villalba carecía, a diferencia de la mayor parte de sus contemporáneos, de las inercias impuestas por los usos preconciliares, lo que convierte a su pequeño universo de intramuros en una muestra de excepcional valor para determinar el grado de influencia que pudo llegar a ejercer el espíritu reformador tridentino en las comunidades religiosas femeninas del Antiguo Régimen, para averiguar en qué medida pudo condicionar su estilo de vida, su organización interna, su evolución económica y demográfica. Pero además, el microcosmos de la clausura villalbera fue también una reproducción a pequeña escala de la sociedad de su tiempo, sometida como ésta a los avatares de la España Moderna: la crisis económica del siglo XVII, el impacto demográfico de los azotes epidemiológicos de 1649, 1709 y 1800 o la Guerra de Sucesión, el traslado de la Casa de la Contratación de Sevilla a Cádiz en 1717, la creciente animadversión de los gobiernos ilustrados hacia los mendicantes… Hijas de Trento pretende, por ello, ayudar al lector del siglo XXI a entender la trayectoria de una minúscula cáscara de nuez que navegó, al albur de rápidos y turbulencias, sobre el indómito y contradictorio torrente de la Historia. Pero, sobre todo, a comprender la de su pequeña comunidad humana, que intentó permanecer fiel a sus orígenes contra viento y marea, y que, pese a la implacable realidad de los tiempos, logró mantener la nave a flote, bogando a veces casi a la deriva pero sin permitir nunca que llegara a zozobrar.